10.3.09

Misiva post vida

Es menester (Podría comenzar así, si, voy a comenzar así)... Es menester leer estas lineas para poder entender por qué cuelgo, por qué salté, por qué disparé, por qué porque.
Es menester que entiendan ante todo cuánto quise la vida, cuánto amé la vida, y por ende, cuánto y tanto la sufrí.
Cabe aclarar (por si quién lee nunca amo) que todo amor cuanto más sufrido, más amado, y visceversa, y visceral, visceversaral.
No hay, no existe, no! amor sin sufrimiento, no. Vida sin sufrimiento, si, pero eso no es amor a la vida; Quién no la sangra, quién no la lucha, quién no la escupe, la reniega y la vuelve a abrazar, jamás se va a poder jactar de vivir una vida, sino de transitarla, de andarla como una especie de peatón involuntario, como uno de esos tantos que cruzamos por una calle cualquiera, que van a alguna parte que no sabemos y que por ende, para nosotros, cumplen la triste función de extras en el set de nuestra peliculavida.
Decía entonces, que amé la vida - Claro - diran con sorna - Tanto la amo que se la quito a si mismo- . La idea de una autoenvidia fatal y suicida suena cuanto menos simpatica, pero dista mucho de mi realidad, creanme.
Sepan señores, que una mujer y una vida son cosas muy similares, tanto que por momentos se confunden,se entremezclan, se fusionan y nos dan por resultado una mujer que es un "si mi vida" y una vida caprichosa como una mujer.
Sepan también, si no lo saben, que ciertas veces perder una mujer es perder la vida. Tal vez no directa, quizas ni siquiera indirecta, tal vez sea adirectamente (si es que existe esa palabra, y sino, ya es hora de que exista, demosle prioridad al eje z). No siempre hay un correlato físico-temporal entre la mujer que se va y la vida que se pierde, pero dentro de uno, en lo profundo de las visceras, más allá de tejidos, organos, celulas, reticulos endoplasmaticos rugosos, moleculas, átomos, neutrones, protones, quarx y si se quiere de alguna otra porción infinitamente minuscula de vida, ahí atrás está el nexo.
Ah, el nexo... un frágil hiloamor, del que pende la vida, la existencia; tejido, administrado y cortado al fin por una mujer, como antaño, como en el mito, como las moiras, las parcas, el hados.
Ah, el nexo... un día la rutina tensó demás la cuerda, que de a poco se empezó a deshilachar ante mi mirada atónita, ante su gesto impasible. Y de pronto, sin ton ni son, me vi jugando al equilibrista, parado en el punto más frágil del filamento, a mil cielos del suelo y calzando tacos.
Ella en cambio no, ella debía de tender la red, para amenizar, para salva mi segura caida, para amortizar mis kilometros de errores. Pero ella tenía otros planes. Como era de esperar se fue con otro payaso, dejandome desvalido, con mi hilo quebrando, con mi hilo quebrado, y yo cayendo, cayendo ¿volando? jamás, cayendo, golpeandome contra el suelo, muriendo por dentro, dejando solamente este departamento deshabitado que es mi cuerpo; una maquina sin alma, un auto más, un edificio más, un semaforo, un tacho de basura, parte del decorado.
No quiero, aunque así parezca, responsabilizarla de mi muerte, no señor. Yo decicí cortar el poco hilo que quedaba, yo decidí atar esta soga a la viga, yo decidí saltar esta ventana, yo cargue el arma, yo la descargue, yo tomé 23 aspirinas, yo me até la bolsa al cuello.

Solo una duda me asola en estas ultimas horas. Una duda que es confusión, y una confusión que acuso producto de mi estado; Una duda que no voy a poder ya desentrañar, por ser muy tarde o quizas muy temprano, nunca voy a saber si la que me abandono fue una mujer o si fue la vida... o peor aun, si es que yo las abandoné.

de cualquier modo, ya no tengo demasiado que hacer de este lado, si no la voy a entender nunca, y si de todos modos, si yo me voy ella nunca se va a enterar; Hay tanto mundo alrededor de nuesta insignificante existencia... y la vida que me quito se viene conmigo, y con ella el recuerdo de mi amor, que por la eternidad, va a descansar conmigo.

La soga me aprieta, ya siento el viento en todo el cuerpo, la sangre se escurre, me duele la cabeza, me falta el aire.

¿Cuánto dejo? ¿Cuánto me llevo? ¡Dios! Si es que hay, cuánto dolor que no es físico, que no es mental ¡Cuánto duele el alma cuando se escapa, cómo cuesta dejarla ir!

Cuanto me gustaría poder arrepentir.

Ya no duele tanto.

No hay comentarios: