19.8.09

Catarsis

Cuando se cierran las puertas de un pasado de dolor, a modo de consuelo o tal vez de redención, las tintas hierven en sus tinteros, ebullen, burbujean, restallan; Escupen angustias largamente atoradas, ácidas de impaciente espera, de una espera quizas tan desesperante como desesperanzada...

Los días pasaron y van a seguir pasando, tan inutiles e idiotas como hojas de calendario; Llenos de eventos y recordatorios y anotaciones, llenos de tantas cosas que no existen más, o que solo existen en esa hoja calendario.
Los días pasaron por esta ventana como gorriones de la muerte, pichones mensajeros de un dios psicopata cansado de sus siervos.
Los días pasaron y dejaron en la mesa de luz algunas fotos, una carta sin remitente, un billete viejo y algo que parece una pelusa.

Cuesta volver a escribir una novela que había quedado por la mitad, abandonada hace tantos años.
Cuesta, pero el alma misma es un precio razonable a pagar por dormir con los dos ojos cerrados.
Cuesta verter la propia sangre en tanto vacío hiriente, pero se paga sola en el mismo derroche del veneno que la asfixia.
Cuestan las cuentas y los versos, cuestan las canciones y hasta caminar por ciertas plazas.
Cuesta creer que haya pasado tanto tiempo, que nos conformemos con tan poco.
Cuesta creer, pero ¿qué nos queda, sino creer?

Cuesta creer... pero creo.

(30 - 12 - 04 . No olvidar, siempre resistir)