30.11.08

Perdido

Desperté transpirado, con la cama desecha y con ganas de llorar.

Es tan normal perder algo y pensar en todo lo perdido. Es tan frecuenta para mi perder algo y pensar en vos.
Pensar en el día que te perdí, la tarde que te perdí y la noche en que te perdí.
El segundo, el minuto, la hora, el día, el mes, el año, la vida.
La vida que perdí cuando te perdí. Y esta vida prestada que vivo a expensas de no sé quién, no sé porque.
Perder sigue siendo un juego que no sé jugar, aunque lo practico frecuentemente, sobre todo desde el día (no recuerdo precisamente cuando fue) que perdí la verguenza.

Cuando en tardes como hoy, llueve y más quiero no haber perdido, no haberte perdido, más quiero agarrar tus fotos, tus cartas, tus cosas. Todas cosas que perdí y tampoco puedo tener. Ni el derecho a torturarme como corresponde, también perdido.

Para perder, eso si, doy cuenta de algo en juego. No se puede perder nada sin jugarselo primero.
Y ahora veo que así fue; Te jugué, me jugué.
Y acá estoy, enajenado, lejos de todo lo que era y jugué, lejos de todo lo que fui y perdí.

Tan lejos de vos.

Tan lejos de mi.

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