Abrir la ventana, sacar la cabeza, mirar el sol.
Una torcaza baja de la medianera y se echa al sol sobre las lajas negras, son las dos de la tarde. El manubrio cromado de la bicicleta hace reflejo del sol y encandila la vista. La torcaza ahora se moja el pico y las patas en un charquito que formo con la lluvia de anoche en una laja que está medio hundida.
meter la cabeza, cerrar la ventana, mirar el cuarto.
El piso está lleno de ropa que huele a cigarrillo y cerveza, la computadora prendida pero el monitor apagado, y la cama totalmente deshecha (almohadas y sabana por el piso inclusive). La cabeza se me parte en tres (Cerveza, whisky y fernet) y el estomago parece un partido de rugby con lluvia.
mojarse la cara, desayunar alikal, volver a la cama.
Desde la ventana puedo ver a la torcaza revoloteando por el jardín; Se trepa al ficus y vuelve a bajar para mojarse. El sol empieza a entrar por la ventana y me pega en los muslos, que acusando resaca transpiran J&B.
Morir en la cama, despertar, mirar el sol caer.
El alikal dio una mano. Dormir un par de horas ininterrumpidas también. La cabeza ya no sacude tanto y el barro del estomago se va secando.
Por la medianera se pierden los últimos soles y la torcaza se vuelve a su nido en la medianera, después de disfrutar un día al sol
Anoche fue cruel, como todos los sabados.
El despecho, los amigos y el alcohol hacen un cocktail letal.
ESPERANDO EL CLÁSICO...
Hace 10 años
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