23.11.08

Buscar

El hombre busca.
Desde tiempos inmemorables, miles y miles de años, el hombre busca.
Busca respuestas al mundo que lo circunda y encuentra un dios. Busca calor y encuentra el fuego, busca problemas y encuentra a la mujer, busca trascender y encuentra la pluma.
Buscar es el deporte por excelencia del melancolico, del pensante.
Cualquier persona que acuse algo de sensibilidad en una minima inspección de la realidad se daría cuenta que algo falta. Siempre, algo falta.
Aquellos que perciben esta ausencia inmediatamente entran al juego de las incesantes escondidas, mal llamado cosmos (digo mal llamado, dado que cosmos vendría a ser algo así como "orden" en griego... y no puedo imaginarme algo más caotico que nuetra realidad), juego al cual se entra involuntariamente y del cual es imposible salir airoso.
¿Razón? Pongamoslo así: ¿Alguna vez experimentaron la frustración de armar un rompecabezas de esos de 1000 píezas, solo para encontrarse a seis o siete piezas del final y darse cuenta que se perdieron dos fichas, y que por ende el rompecabezaas va a quedar por siempre incompleto?
Bien, el universo y sus ausencias presentan una frustración similar, solo que no faltan dos piezas, sino las novecientasnoventayocho restantes.
Ante semejante desconcierto (intenten armar un tigre de bengala con solo dos piezas y un poco de imaginación para las otras novecientasnoventayocho) cualquiera abandonaría la lucha de inmediato.
Pero no, somos pocos y valientes... y sobre todo, muy pero muy estupidos.

Este mundo está incompleto, y buscar nos corresponde.

Buscar para encontrar.

Encontrar la palabra adecuada en el momento adecuado.

Encontrar el punto justo de soda.

Encontrar, por qué no, el verdadero amor.

Encontrar, aunque sea una y chiquita, la verdad.

Encontrar la melodía perfecta.

Encontrar la paz en viento de febrero.

Encontrar alguna de las novecientasnoventayocho piezas que faltan. Es muy probable que nunca lleguemos a encontrarlas todas, pero quién nos quita el placer de buscarlas.

Y si algún día, por una de esas casualidades y despues de encontrar novecientasnoventaysiete, y tras mucho buscar, encontrarmos la novecientosnoventayocho, solo entonces nos vamos a dar cuenta que las dos que teníamos de mano, quedaron guardadas en algún cajón, pero no sabemos cual.

Y ahi entonces, otra vez a buscar...

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