27.9.10

En tus lentes

Voy a volver a intentarlo...
por cuarta, quinta, décima vez, voy a volver a intentarlo.
voy a volver a mirar la pantalla con los ojos bobos, voy a clavarlos en tus lentes. Voy a intentar verme en el reflejo, voy a intentar, quizas sea la palabra más precisa, voy a intentar hallarme, encontrarme, reconocerme (con todo lo que eso significa, que es tanto y la vez tan simple (que no es lo mismo que poco) pero tan putamente complicado...)
No, simplemente no. Otra vez un bollo, un papel al tacho. Y cuando digo bollo no hablo de un bollo de verdad, ni hablo de papel cuando lo nombro. A lo sumo un tacho, pero ni eso. Me alcanza con la x del margen superior derecho. Me alcanza con decirle a esa advertencia que no, que no me interesa dejar constancia de esta catarsis escualida, que no quiero guardar este intento de oda a la desesperanza, porque eso, porque es un intento... y, voy a ser bueno, un intento de mierda.
Agarro otra hoja (para esta altura, se entenderá, se sobreentenderá, que solo doy un ctrl+n, para que explicarlo (si bien lo explico).) Agarro otra hoja, decía, y muerdo la punta del lápiz, me muerdo la punta de las uñas, llego a morderme la punta de los codos, la punta de las tripas, la punta de los átomos, los extremos más insignificantes de mi todo. Roedor, los muerdo y los reviento. Le saco punta a todo este nervio, le saco punta a todos mis pelos de punta. Hago una lanza, mil lanzas, peluca en punta.
Toso, escupo, desvarío. Revoleo otro bollo de papel idiota a un imaginario aro de basket, con cara de tacho (imaginario también). Miro de nuevo tus anteojos... ¿Qué querés idiota? ojalá tuviera tu talento, ojalá pudiera escribir alguna pavada que te cambie la cara... pero ¿qué querés che? no me mires así, yo me sangro en esta mesa, me odio, me torturo. ¿Cómo puede ser que no se me caiga un acorde? ¿Te acordás cuando mi cabeza era una orquestita de mesa de luz? ¿Cuándo los poemas se me caían de los bolsillos, y las mujeres me miraban con lujuria?
No me mires así viejo, me duele el orgullo de saberme un charlatan.

No me mires, que me veo en el reflejo de tus lentes, y me hace mal.

y me hace mal.

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