-... seguro, ser inmortal suena tentador pero...-
Hasta ahí venía escuchandote, mal o bien, tratando de entenderte. Pero en cierto punto perdí el hilo, y por alguna razón supuse que lo había perdido en tus ojos, así que trate de meterme en tus cuencas y buscarlo. Pasee por la cornea y usé el iris como un tobogán (suponiendo que por llamarse iris debiera de tener algo que ver con un arco); Me frené en las pupilas y me puse a jugar con un pedazo de sol, que escondía con la mano para verlas crecer, y que dejaba brillar para verlas hacerse chiquitas como una nuez, como una nuez chiquita.
Y vos que no sos como una nuez, pero tenés el pelo como de almendra, y con ese perfume que todavía no sé que es pero me rehuso a sacarmelo de la punta de la nariz, que por alguna razón creo que lo siento en todas partes.
Justo pensaba en eso, en todas las partes donde te siento siempre, cuando me di cuenta que estaba sintiendote otra vez, y claro vos me miraste con ojos torcidos y
- ¿Porque hacés con la nariz como si fueses un perro?-
y yo entonces me di cuenta que había estado viajando como un idiota por tus ojos y tu pelo mientras la poesía se te caía de la boca, por esa boca con gusto a pan dulce (sin fruta, gracias), a chocolate y cielo, por entre esos labios de espuma, por esa linea que se dibuja entre tus labios y termina chocandose con el horizonte, mareandome, dejandome atónito y sin la más perra idea de cuál es el cielo, cuál la tierra, cuales tus labios, y por sobre todo, de entre todos esos cuáles, en cuál está mi horizonte...
Entonces te solte la cara, separé despacito mi boca de la tuya, y vos todavía un poco sorprendida balbuceaste que nunca en tu vida te había gustado tanto que te callen la boca.
ESPERANDO EL CLÁSICO...
Hace 10 años
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